El riesgo de los concursos a precio
Cada vez más, nos estamos encontrando con licitaciones públicas que se resuelven únicamente con criterios automáticos, algunas de ellas valoradas al 100% por precio. Y esto tiene un riesgo muy elevado cuando a las empresas ofertantes no se les tiene en cuenta el valor añadido de sus propuestas, es decir, su experiencia y la calidad de sus soluciones.
Como ejemplo, hace unos meses, se ha licitado un sistema de gestión de movimientos y sistema informativo al viajero para la estación de autobuses de Albacete, por un importe de 138.350,00 euros. La solvencia técnica requerida era muy genérica y la valoración se estableció únicamente a precio.
Hace pocos días, esta licitación se ha adjudicado a una empresa local, sin ninguna experiencia previa en estaciones de autobuses y ha ganado con una propuesta a la baja, en concreto de un -28% respecto al precio de licitación. Al margen de la falta de experiencia, esta baja sería baja temeraria en la mayoría de concursos.
Por supuesto, la adjudicación es legal y totalmente legítima, pero consideramos que los criterios de valoración no son los más adecuados y lo más preocupante es que nos consta, que este tipo de licitaciones están apareciendo en todos los sectores, desde el catering de colectividades, la adquisición de autobuses o la compra de material informático, por citar algunos.
Somos muchas empresas que nos mostramos perplejos ante esta forma de licitar donde el precio está por encima de la calidad de las soluciones. Al final, esta forma de licitar y adjudicar va a ir en detrimento de las personas que van a recibir dichos productos o servicios. Por supuesto es bueno competir para garantizar la mejor calidad/precio, pero precisamente hay que preservar las dos variables, la calidad y el precio, y no sólo esta última.
Por ello hacemos un llamamiento a las administraciones para que revisen sus pliegos y demanden una solvencia técnica exigente en cada área y en cada solución particular, y que exista un porcentaje mínimo del 30% de juicio de valor en las soluciones. Si se desea, este juicio de valor puede estar pautado, garantizando la transparencia del proceso, pero consideramos que debe existir. Sin estos requisitos nos vamos a encontrar con soluciones de baja calidad que al final van a ir en detrimento de los servicios que las administraciones ofrecen a sus propios conciudadanos